Siempre he hablado en lo privado mi interés personal por la República de Chile y por esta ocasión toca hacerlo en este espacio pues desafortunadamente en los últimos días se han invertido los papeles entre México y ese país, es ahora a nosotros que nos llegan sólo malas noticias y una realidad de la cual no imaginamos ni vemos cercana a la nuestra.
Ya todos sabemos las noticias (de lo contrario hago un llamado a darse un clavado en el tema, no es tan lejano como pareciera), la realidad histórica contada tanto por parte del gobierno como por la sociedad, las dos caras de la moneda y el como han transcurrido el día a día de esta polaridad que parece cada vez más lejana entre si. Pero por ahora dejaremos todo eso de lado y nos enfocaremos en el debate que nos interesa en esta espacio, el arte.
La edición XXI de la Bienal de Arquitectura y Urbanismo en Chile tendría lugar del 3 al 27 de octubre, se trata de uno de los eventos relacionados con arquitectura más esperados por Latinoamérica pues suele ser un evento que marca la pauta sobre los temas a discutir y trabajar en los siguientes dos años en todo el continente, un evento importante y de renombre para el gremio y, aunque de rebote, también para la sociedad.
El tema de este año, casi como si se tratara de una premonición de lo que vendría, era ”Lo Común y lo Corriente” que funcionaría como sustento para indagar en aquella arquitectura que necesitamos para cubrir las demandas de una nueva geografía social, la de un país al borde del desarrollo con necesidades maduras en torno a la calidad de vida.
La bienal inició actividades con bombo y platillo, más de 500 personas participaron en la inauguración en Barrio Franklin, el evento culminó con la conferencia del arquitecto español Andrés Jaque, fundador de Office for Political Innovation. Pero se atravesó el destino y un imprevisto estallido social en Chile alcanzo su punto más álgido el pasado 19 de octubre tras el anuncio de las primeras jornadas de toque de queda en Santiago desde 1987.
A raíz de la situación, la XXI Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile decidió “pausar” todas las actividades del evento, para días después cancelar toda actividad y dejar en suspenso premiaciones y reconocimientos pero sobre todo agenda cultural que hasta hoy día siguen en un limbo.
Entonces, pues, a raíz de estas tristes noticias es inevitable la reflexión. ¿Cuál es el rol de la arquitectura durante el estallido social en Chile?, según el autor Nicolás Valencia , ninguno. En su columna escrita para ArchDaily ”el diseño arquitectónico no aporta nada, pero la buena noticia es que los arquitectos somos, primero que todo, ciudadanas y ciudadanos.”
El arte jamas podrá vivir sin espectadores, necesita del calor de la mente humana, pero en tiempos de ”cólera” es necesario pensar en entender la diferencia que tiene la vida de los sentires, en gastar la existencia a favor de la causa humana. La felicidad es también un poco de solidaridad. El arte queda de lado.
