El corazón late a través de la exposición del artista Jorge Vite, quien construye piezas eclécticas que transitan entre lo mecánico y lo orgánico. Sus piezas están dotadas de una especie de dinamismo producto del movimiento que algunas obras poseen, así como las formas, materiales y posiciones que tienen cada una de las piezas que conforman esta exposición-instalación.
Cuando uno entra a la primera sala, de las dos que conforman esta exposición, es recibido por un sonido muy particular, un sonido que sale de una bocina colocada en un extremo de la sala y que genera una especie de ambiente que nos permite fluir entre las piezas expuestas.
Un insecto-humano de acero, resortes y tela, es el centro de la sala Mecánica, una pieza con la que los asistentes pueden interactuar haciendo que se mueva, mientras escuchas de fondo los sonidos que repiquetean en los muros, son una serie de ruidos y timbres que se adhieren a las piezas obras que conforman la instalación, y poco a poco van formando parte del sistema nervioso del observador.
El arte sonoro que acompaña a esta instalación-exposición es creado por Marcos García artista sonoro que creó música a través de sonidos que Vite grabó de los ruidos que generaban las obras al ser movidas, al rebotar, al ser armadas, y con estos ruidos o sonidos García comienza a construir un espacio sonoro que pueda acoger a las obras y al visitante.
En la segunda sala (Sala Orgánica) el acero da paso a la vida orgánica, una exposición compuesta por figuras envestidas en pasto, piezas que mezclan objetos de carácter humano con elementos de la naturaleza. En esta Sala lo que prima es la ausencia de movimiento, a diferencia de la Sala Mecánica donde las piezas tienen una especie de dinamismo en las formas, mismo que las hace moverse o dar la sensación de que se mueven, en esta Sala no sucede así, las piezas orgánicas se encuentra inmóviles, casi muertas, parecen como una muestra de restos fósiles.
Elementos de la exposición
Los textiles como forma viva dotan de textura y una especie de emociones a la obra, no se trata de que despierte en el espectador emociones, sino que las contiene, y se liberan justo cuando uno se pone frente a ellas.
Acero
El acero es la máquina, la máxima expresión del futuro, es la fuerza viril. Sin embargo, en esta exposición se vuelve sutil, cadencioso, su rigidez desaparece y da paso al movimiento perpetuo de las piezas que se activan ante la fuerza del visitante, o gracias a un censor que percibe el movimiento y hace girar una escultura.
Humano
El ser humano-máquina forma parte de la sala Mecánica, es una especie de ironía o de juego semántico bien logrado, ya que el hombre muerto, inerte, adquiere vida y movimiento gracias a la máquina que lo vuelve orgánico.
Textiles
Los textiles que utiliza el artista para conformar su obra la dotan de textura y vitalidad, le otorgan una especie de dinamismo, uno se pierde en las líneas y curvas que van formando los hilos que recorren la estructura del cuerpo humano-mecánico a manera de arterias.
Podrás visitar la exposición en el Centro Cultural El Refugio, que se encuentra ubicado en Calle Donato Guerra 160, San Juan, 45500 San Pedro Tlaquepaque, Jal., y estará ahí del día 5 de septiembre al 3 de octubre del presente año.
Sobre el autor:
Jorge Vite (1979, GDL). Es artista gráfico, escultor, diseñador y promotor cultural independiente, docente en la Universidad de Guadalajara. En su trabajo destaca Exposiciones individuales: 2014 Entre-Cruzados obra textil-instalación en Galería Ajolote; obra colectiva: 2014 Certamen Arte Joven de la Fundación José María Jove, Coruña, España. Distinciones: 2015 Seleccionado en el Premio de Escultura Juan Soriano, con la obra titulada Árbol de Paz. 2012 Tercer lugar en la categoría de escultura, dentro del 7°Concurso Nacional de la Cerámica Tonallán, Tonalá, Jalisco
