La escena de apertura del episodio tres de la antología animada de Netflix, Love Death and Robots, es un thriller que advierte desde su inicio una trama de alto voltaje, The Witness.
Escrita y dirigida por Alberto Mielgo, la secuencia inicial se manifiesta desde la perspectiva de una chica que de manera mecánica se maquilla frente al espejo, interrumpida por el estruendo de un disparo, a través de su ventana hace contacto visual con el asesino, acaba de atestiguar de un asesinato.
Mielgo establece estos personajes en un deslumbrante escenario asiático en donde la gentrificación es palpable, se siente la textura frenética en cada imagen.
La cámara recoge de manera audaz secuencias de suspenso y persecución a un ritmo vertiginoso que exige a las retinas registrar todo tipo de excelsos detalles, crudos trazos (como costuras a la vista) y onomatopeyas que hacen un guiño a los comics.
Como contrapeso a la trama de este cortometraje seremos invitados al embeleso de un submundo dentro de un club BDSM con reservación en primera fila para presenciar un show de striptease mientras recuperamos el aliento.
The Witness, técnicamente es una radiografía de los trabajos anteriores de Alberto Mielgo, basta echar un ojo a su obra tanto análoga como digital, todos los detalles, imposibles de descubrir en una sola sesión, se reúnen en este corto de apenas 12 minutos al que me he rendido en un suspiro.
La trama puede resultar extrañamente previsible, pero un delicado ajuste elude lo suficiente cualquier sombría premonición.
Mielgo, de origen español, acumula ya importantes distinciones como el Prime Time EMMY (2013), ANNIE (2013) por su trabajo en Tron Uprising de Disney como mejor diseño de producción. Su firma también está vinculada a Spider-Man: Into the Spider-Verse, en donde formó parte en la dirección de arte inicial del largometraje recientemente premiado en los premios Oscar.
