Horizonte Vertical

“Ver es olvidar el nombre de las cosas que uno ve.”
Paul Valéry

En un mundo tal vez fuera este, en un tiempo lejano o no, en busca de respuestas, alguien levanta la mirada, descubre un domo que parece no tener fin pues inicia en lo mas lejano de su mirada, continua sobre su cabeza y se desvanece en el horizonte. Inevitable sentirse pequeño, atrapado, encapsulado, observando solo el color del cielo pareciera que se esta flotando en medio de este domo llamado “cielo” y que tiene muchas caras, nunca es el mismo, efímero aunque parezca eterno, en constante movimiento. Las noches son obscuras. El cielo azul siempre salpicado de nubes. Las mañanas blancas. El cielo rojizo arrastra el azul cobalto con una brisa que se lleva lo poco que queda del día. Las sombras, jugando a ocultarse cuando el sol está en lo más alto, se muestran ahora cada vez más, retándose a cubrirlo todo. La vida se marcha a descansar, a la vez que despierta en cada rincón. El último rayo de sol se despide, en un instante mágico.

Thomas Lamadieu

Y así, poco a poco, llega la noche dando la bienvenida al negro infinito, lleno de estrellas ya extinguidas, que aún siguen brillando casi perpetuas, como testigos de tiempos remotos, o de deseos futuros. Una obscuridad en que el universo y su infinita espacialidad se revela ante sus ojos.

Thomas Lamadieu nos obliga a mirar hacia arriba. En este caso nos presenta la super-poblada ciudad y sus edificios poniendo el foco en el horizonte artificial que generan sus siluetas desde el punto de vista de un transeúnte. Elementos repetitivos y aleatorios, formas, luces y contrastes de color determinan las diferentes atmósferas que aparecen “entre” los edificios de una ciudad que no se cansa de crecer y como un niño pequeño ve animales en las nubes, que se mueven con el viento y devoran unos a otros, el artista francés bajo el seudónimo de “Roots Arts” completa el cielo enmarcado con los personajes dibujados por su mente.

Aquí, pues, un guiño de imágenes que se distinguen por desarrollarse principalmente en torno edificios, incluir elementos que los vinculan entre sí, incorporar elementos de la naturaleza. Así, tomando los delgados espacios entre los edificios, donde los resquicios de cielo, azul, blanco, gris, se convierten en un papel al fondo de un contrapicado, el artista dibuja. Éste construye una interacción entre el espacio bidimensional de la fotografía y el dibujo, con lo tridimensional del medio, en un juego de formas para revivir y habitar el vacío con personajes imaginarios.

Se trata de un viaje fotográfico entre las construcciones de una ciudad sin descanso en su crecimiento. De una profunda inmersión en las atmósferas espesas de la ciudad y el registro visual de un entorno construido tremendamente diverso, que bajo sus palabras tiene el objetivo artístico de “mostrar una percepción diferente de la arquitectura urbana y el medio ambiente todos los días a nuestro alrededor, lo que se puede construir con una imaginación sin límites”.

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