Canis lupus familiaris

Prácticamente desde los albores de la humanidad, las actividades cotidianas y la vida en sociedad han generado necesidades y formas de vida no sólo para el Homo sapiens, sino también para otras especies, como el perro. Varios estudios han arrojado distintas fechas respecto al origen de la domesticación de los cánidos, aunque las más recientes indican que data de hace aproximadamente 32 mil años, con lo que se concluye que han estado presentes en buena parte, si no es que en todo el devenir de la raza humana.

Canis lipus familiaris, Petroglifos Shuwaymis
Petroglifos de Shuwaymis, en la región de Hail, en Arabia Saudita. De unos 8 mil años de antigüedad, en ellos se aprecia la domesticación de los cánidos.

Dos vestigios de la inserción de los canes a la vida doméstica se encuentran en Pompeya, Italia, donde, a principios de nuestra era, el monte Vesubio hizo erupción, dejando a la ciudad y a sus habitantes sepultados en cenizas. Un perro llama la atención por la pose en la que fue inmortalizado por la erupción volcánica, pues ésta indica que se encontraba atado y que buscó liberarse, pero la falta de oxígeno se lo impidió. En otro hogar, un mosaico da la bienvenida a los visitantes, quienes pueden leer la advertencia Cave canem (cuidado con el perro) acompañada de la imagen de un can bravo, contenido por una cadena. Esta efigie conformada por cientos de mosaicos podría considerarse como el antepasado de

Canis lipus familiaris, Cave canem
Mosaico con la leyenda Cave canem en la casa del “Poeta trágico”, en Pompeya, Italia. Data del año 79 de nuestra era.

El perro ha gozado por largo tiempo de una fama de protector y guardián. En la mitología grecorromana, un ejemplar de tres cabezas vigilaba la entrada al Hades (inframundo), por lo cual se le llamaba Cancerbero (de canis-perro, y cerberus-demonio del abismo). Del vocablo latino canis se originaron otros que se relacionan con esta especie: can, cánido, canino y canícula, que es el periodo más caluroso del año, y coincide con la aparición de la estrella Sirio, integrante de la constelación Canis Maior, es decir, el Can Mayor.

Canis lipus familiaris, Hevelius, canis maior
Mapa celeste de las constelaciones Canis Maior (el perro), Lepus (el conejo) y Columba (la paloma), elaborado por el astrónomo polaco Johannes Hevelius en 1690.

Los primeros registros de la caza de montería, en la cual se emplean perros y evoca a la cacería grabada en las piedras saudíes, provienen de la Edad Media, periodo en el que se escribieron varios tratados para este deporte que se practicaba entre la realeza y la clase noble europea. Uno de estos manuscritos fue el Livre de chasse (Libro de caza), escrito por Gastón III de Foix-Bearne; éste se distingue por las miniaturas que lo ilustran, en las cuales se detallan las características y procedimientos de la cacería en aquel tiempo.

Canis lipus familiaris, libro de la caza
Miniatura del Livre de chasse, tratado de cacería medieval escrito entre los años 1387y 1388 por Gastón Febo, conde de Foix.

A lo largo de la historia, los canes no sólo han sido grupos de estrellas o vigilantes del inframundo, y definitivamente han sido más que guardianes de los hogares o ayudantes en diferentes actividades humanas. En el Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa, el pintor flamenco Jan van Eyck capturó una escena costumbrista y por primera vez alejada de los retratos de santos y jerarcas de la Iglesia, aunque los elementos allí presentes guardan un significado más allá de su función en la vida real. El pequeño perro que aparece en la parte inferior del cuadro, además de ser la mascota que forma parte de la familia y protege el hogar, también es una alegoría de la fidelidad marital, ya que este animal, como lo indica la sabiduría popular, se caracteriza por ser fiel sin importar lo que suceda.

Canis lipus familiaris, Van Eyck, el matrimonio Arnolfini
El matrimonio Arnolfini (1434), de Jan van Eyck. Óleo sobre madera, 82 x 60 cm.

En el impresionismo, movimiento que dio preponderancia a la luz –la impresión visual– y a los instantes, más que a la identidad de aquello que se ve, el artista francés Claude Monet capturó un momento específico al mostrar a un hombre y a su perro en un sendero que conduce a algún lugar no revelado. El amo lleva una sombrilla, pero en ésta recaen los rayos de sol que se cuelan entre las hojas de los árboles; ambos, perro y hombre, mantienen la mirada cautiva en un lugar, o una persona, o animal, o cosa, no se puede saber, aunque están tan absortos que despiertan el interés de quien observa el cuadro. El can, además de compañía y posible guía del hombre, es juez y parte de lo que sucede en eso que no vemos, pero que indudablemente está ahí, esperando a ser descubierto.

Canis lipus familiaris, Claude Monet, hombre con sombrilla
El hombre de la sombrilla (1867), de Claude Monet. Óleo sobre lienzo, 105 x 61 cm.

Tal es la relevancia de esta especie que aparece en diferentes manifestaciones artísticas no sólo como una mascota, sino como un aliado y testigo silencioso de momentos que, aunque en esencia son comunes, esconden un mensaje que los espectadores sólo descifrarán al adentrarse en la escena de la pintura. El artista inglés Charles Burton Barber dedicó gran parte de su obra a recrear esos instantes de la era victoriana, por lo cual, los infantes y sus animales de compañía eran motivos recurrentes en sus pinturas. Sea una oración o un secreto lo que la niña pronuncia, ella hace partícipes a sus mascotas de un momento íntimo, las convierte en sus cómplices, justo como lo hacemos algunos de los que vivimos fuera de los cuadros que retratan nuestra realidad.

Canis lipus familiaris, Charles Burton, barber suspense
Suspenso (1894), de Charles Burton Barber. Óleo sobre lienzo, 78 x 98.5 cm.

El expresionismo fue de los primeros movimientos de vanguardia; se caracterizó por ser subjetivo y dar prioridad a los sentimientos, por lo que la representación de la realidad estaba un tanto alejada de lo terrenal, y por el contrario, relacionaba la naturaleza con lo divino. El artista alemán Franz Marc fue un gran exponente de este movimiento en la pintura, por lo cual muchos de sus cuadros tienen animales como protagonistas. Al pintar a su perro dormitando sobre la nieve, lo representa en armonía con el mundo que lo rodea, en proporción perfecta con lo divino y emitiendo luz propia; si hay un ser puro, perfecto geométrica y naturalmente, es el can trazado al más puro estilo cubista, ese perro retratado en todo su esplendor gracias a la mirada de su amo.

Canis lipus familiaris, Franz Marc, perro echado en la nieve
Perro tendido en la nieve (1911), de Franz Marc. Óleo sobre lienzo, 62.5 x 105 cm.

Más adelante, con el auge de las vanguardias, los artistas plásticos buscaron reflejar los efectos de la modernidad en la vida cotidiana. En lo que al futurismo respecta, las obras daban la idea de movimiento, del frenetismo que supone vivir en las ciudades del mañana; este aspecto fue muy característico en las obras de artistas italianos, ejemplo de ello fue Giacomo Balla, cuyo cuadro muestra la velocidad con la que las personas empezaban a realizar todas sus actividades, incluso aquellas tan comunes como pasear a sus perros. En esta pintura, el can intenta llevar el paso de su ama y camina más rápido que ella, lo cual podemos advertir gracias a la descomposición de los pasos de ambos.

Canis lipus familiaris, Giacomo Balla, dinamismo de un perro con correa
Dinamismo de un perro con correa (1912), de Giacomo Balla. Óleo sobre lienzo, 89 x 109 cm.

El arte pop surgió, por una parte, como una reacción para contrarrestar los ideales del expresionismo abstracto, pero por otra, les dio continuidad y recuperó ciertos rasgos de las vanguardias. Este movimiento se inspiró en la vida cotidiana y tomó personajes, objetos publicidad y otros elementos de ésta con la finalidad de reinterpretarlos según su estética, la cual resaltó el representativos de esta corriente, y al igual que muchos otros, representó su realidad en sus obras, incluyendo a sus 25 gatos llamados Sam y uno que otro can que retrató, en su mayoría, por encargo de conocidos y amigos amantes de esta especie. A través de técnicas mixtas y colores vibrantes, Warhol encontró la personalidad de los perros, quienes en un principio fueron sustituidos por animales de peluche, ya que se movían demasiado para posar. Poco a poco, el artista se fue habituando a trabajar con las mascotas, lo que dio como resultado toda una colección que sobresale entre sus trabajos por ser tan genuinas y frescas, justo como los canes que tenemos por compañía.

Canis lipus familiaris, Andy Warhol, retrato de Maurice
Retrato de Maurice (1976), de Andy Warhol. Pintura de polímero sintético y tinta de serigrafía sobre lienzo, 65.8 x 81.4 cm.

Nadie sabe de dónde viene la palabra perro. Se dice que su origen es una onomatopeya usada por los pastores en la península ibérica para llamar a sus canes, y por el ruido que éstos hacen al ladrar o gruñir (perr, perr). Es un vocablo exclusivo del español (o el castellano), pues en otros idiomas, sobre todo en las lenguas romances, proviene de la palabra latina canis. La historia de los canes se encuentra estrechamente ligada a la de la humanidad, e incluso podría decirse que no es posible que existan los perros sin los humanos y los humanos sin los perros, por ello están presentes en el arte y las representaciones de la realidad significativas para las sociedades, y seguirá siendo de esta manera.

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