El genio de la luz

Cerith Wyn

“Salí hacia la luz del sol, reencontrándome con mi sombra.”
William Faulkner. El ruido y la furia

La luz transcurre entre la ausencia y la presencia, ya que va de la mano de su fiel compañera: la oscuridad, y la sombra es su hija. Durante siglos, esta tríada ha sido motivo de reflexión para filósofos, físicos, artistas y poetas; desde su concepción clásica hasta la más contemporánea, la luz no ha dejado de ser un fenómeno central en el pensamiento humano.

Recordemos la alegoría de La caverna de Platón, ¿qué sería de ella sin el juego de la luz, la oscuridad y sus respectivas sombras?, y es que, tanto han jugado un papel fundamental en la explicación de la humanidad, como han sido elementos para la inspiración artística.

La luz neón tampoco ha escapado a este escrutinio, tal como nos lo ha manifestado Cerith Wyn en su más reciente exposición en el Museo Tamayo. Esta fue su primera muestra monográfica, en donde las 12 obras presentadas han sido producidas en los últimos años. En ellas “busca cuestionar las nociones de realidad, cognición y subjetividad, así como detonar registros nuevos e imprevistos en torno a la percepción.”

Evans no sólo es un maestro en el uso de la luz neón, sino que la utiliza como si fuera música: transcurre sin detenerse, en un movimiento rítmico que se extiende a través del tiempo y del espacio de las salas, como si formasen un concierto entre ellas. Sus piezas adaptadas especialmente para el Museo Tamayo, transcurren sobre temas tan variados como cercanos entre ellos: la música producida por los sonidos de flautas, la poética de Mallarmé, la evocación a Marcel Broodthaers, el lenguaje dentro de las líneas, las formas multidimensionales de Duchamp y la progresión temporal y geográfica de un eclipse de sol.

Con las obras del artista galés, podemos afirmar que la luz va más allá de las consideraciones de espacio y tiempo en los que transcurre, ella juega como agua a través de conceptos como: percepción, duración, ubicación, comunicación, densidad, resonancia, código, analogía, ocultación, desaparición, experiencia y por supuesto, percepción.

La luz como el agua, texto de García Márquez, nos cuenta cómo unos niños abren un contacto de luz para inundar su departamento y nadar en ella; Evans inundó de neón el Museo Tamayo; sin embargo, no nos ahogamos, quedamos flotando en un mar de inmensidad neón.


1Texto del Museo Tamayo para la exposición de Cerith Wyn Evans

Etiquetas de la nota
,
Más de Emilia Quiyahui V. Silva

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.