La sensación de recorrer el mundo se ciñe al tacto, en estos mini road trips de la infancia se desbordan los límites de la imaginación, en ellos se viaja en cuestión de minutos a distancias de hasta 10,000 kilómetros sobre rutas imaginarias que se van definiendo de un instante a otro, de una superficie a otra donde montados en un todoterreno retamos sin previo aviso y con frecuencia a las leyes gravitacionales viajando en un paralelismo entre la realidad y la ficción.
En marzo de 2015 el Salone Internazionale del Mobile en Milán, Italia, expuso al mundo SPLINERS: Maravillas sobre ruedas. El nombre Spliners debe su origen al término “spline”, una curva suavizada que interpreta el trayecto de un punto a otro en un ordenador.
El proyecto, que se relaciona directamente con la sustentabilidad, ha sido un ejercicio creativo de simplificación y perfeccionamiento de las formas donde se pueden ver sus fuentes de inspiración en los autos de carrera, de los que se conservan apenas los aspectos más básicos de su estética y dinamismo.
Con los Spliners, Maarten Olden, diseñador industrial de origen holandés, re-imagina el más básico de los juguetes para niños, aprovecha las cualidades físicas de la madera dando pie a que los sentidos se estimulen de forma natural, especialmente el tacto y el olfato; además añade un nuevo propósito dando a los niños la oportunidad de crear sus propias historias sobre ruedas.
Son cinco modelos bicolor, cada uno con un tipo de curvatura distinta que imprime el poder del movimiento a estos coches de madera de fresno y neumáticos de caucho termoplástico.
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Durante su concepción, Olden reflexionó como padre de familia y volvió a experimentar la infancia transformando una selecta pieza de madera en un juguete de aspecto simple, destinada a ser utilizada de forma vigorosa o a ser apreciada por un coleccionista de juguetes.