Al abrirnos a nuevas composiciones en el arte contemporáneo, suele decir que como espectador – y más aún si no eres afecto al arte actual – quedamos en la línea divisoria del criterio del otro; esta imposición a veces suele dan fatídicas sorpresas, pero también hay ocasiones en que los encuentros y la mágica variación que se despliega ante lo inaudito, deja una luminosa resonancia en nuestra memoria, y es ahí que el público de la media, sabe que las nuevas formas y el artista vale el gusto, las horas, y el detenimiento del observador ante la obra misma, si éste regresa a echar una ojeada de nuevo, el cometido se afianza, la intención del artista cobra vida a través de la emoción individual.
La fortuna de los descubrimientos en el museo, es que la representación visual de los objetos, ayuda al espectador a liberarse, confluir con las alteraciones magistrales y el movimiento – futurismo – sin dejar de lado esta visión cósmica del propio autor de la obra. De pronto los sonidos se pueblan de agitaciones, el ritmo de la lluvia nos ilumina en medio de la tempestad auditiva, resulta magnifico dejarse invadir por tantas alusiones rítmicas en la serie de pinturas móviles; la recaptación de las formas está cambiando y evoluciona con nuestra manera de acercarnos al arte moderno.
El abstraccionismo va de la mano con la esencia contemplativa en la exposición “Ecos”; la autora Magdalena Fernández nos invita a detenernos en la propia agitación de nuestros sentidos – en plena instantaneidad actual – para llevarnos a otro mundo, donde la vibración de la figura nos eleva – Homenaje a Hélio Oiticica – nos acurruca entre oscilantes motivos y establece una conexión amistosa – artística – con la tecnología. El dinamismo puesto en cada una de las producciones artísticas conmueve las emociones, especialmente a la proporción visual, ya que permite que la imaginación ponga un punto y seguido para seguir transportándonos a los confines de nuestra inventiva, conjugada con lo que nos ofrece esta singular artista, tras la multiplicidad de las pantallas.
La obra de Magdalena estará presentándose en el Museo Amparo – Puebla, México – hasta el 3 de Enero del 2020, y es un gusto el poder tomarse el tiempo de apreciar estos relatos ópticos que replantean nuestra propia manera de ver el arte contemporáneo.
Artista Venezolana nacida en 1964. En 1982 realiza estudios de Artes gráficas en la Universidad de Boston, Massachusetts, Estados Unidos. Entre 1983 y 1984 asiste a la Universidad Católica Andrés Bello, UCAB, donde estudia Educación, mención física y matemática. En 1985 ingresa en el Instituto Neumann de Caracas, de donde egresa como Diseñadora gráfica en 1989. En 1990 comienza a asistir a la Scuola Bottega de A.G. Fronzoni en Milan, Italia, con quien hace un curso de Inscape and Graphic Design hasta 1993. Desde 1990 hasta el 2000 trabajó como Diseñadora gráfica independiente en Italia. En 2001 impartió talleres de Aproximación al espacio en el Instituto Universitario de Estudios Superiores de Artes Plásticas Armando Reverón -IUESAPAR, Caracas, Venezuela, institución en la que también se desempeñó entre 2002 y 2004 como docente en la maestría Práctica y Crítica de los sistemas de Representación Visual Contemporáneos. Instituto Neumann de Caracas, de donde egresa como Diseñadora gráfica en 1989.
