La mitología policiaca de Piglia
I. La voluntad del escritor
A inicios del año 2017, el escritor Argentino Ricardo Piglia murió a los 75 años de edad, a consecuencia de un paro cardiaco. Sus últimos años los vivió con ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). Condición crónica degenerativa que complicó sus proyectos literarios, incluyendo la trilogía de sus diarios personales “Los Diarios de Emilio Renzi” cuyo tercer volumen salió meses después a su deceso.
No puedo imaginar a Piglia en sus últimos meses de vida de otra forma, más que aferrándose con toda su voluntad al oficio de la escritura y llevando hasta el pulso final: la literatura.
Debido al ELA, el autor de “Respiración Artificial” se vio en la necesidad de trabajar sus últimos textos con la ayuda de asistentes y empleando un sofisticado software de escritura con la mirada. Esta combinación le permitió concluir la edición de sus diarios íntimos, y además, en un arrebato más ambicioso, preparar una serie de libros póstumos. Un conjunto de títulos que configuran el testamento literario de Piglia. El primero de estos libros se trata de una compilación de relatos policiacos protagonizados por el Comisario Croce que publicó la editorial Anagrama.
II. Los relatos policiales de Croce
El género policial, fue para Piglia un terreno que le permitió explotar su pulso narrativo de una forma lúdica y sin fronteras, jugando con las convenciones del propio género y rindiendo homenaje a los grandes narradores que transitaron la novela negra.
En Los casos del comisario Croce, existen referencias a Chesterton, Conan Doyle, Allan Poe y por su puesto a Borges (como en el cuento El tigre, donde Emilio Renzi dialoga con el autor de Aleph). Estas ventanas que se abren, forman a su vez parte fundamental de su obra: Un universo interconectado con sus propias lecturas.
Fiel a su idea sobre el cuento, los relatos de Piglia siempre cuentan dos historias: Una, casi siempre, visible; la otra, por lo general, secreta. En Los casos del comisario Croce – personaje cuya aparición se remonta a “Blanco Nocturno”, 2010 – La historia que subyace bajo las encrucijadas que resuelve el comisario, se encuentra el lenguaje y por ende, parte de la identidad Argentina.
A lo largo de 12 relatos que involucran al comisario, Piglia extiende sobre el papel un juego de enigmas que no dan cuenta de las virtudes y cualidades de su protagonista, en palabras del narrador, a Croce lo acompaña: “La deducción arriesgada, su talento para lo que los lógicos llaman las inferencias hipotéticas, una disposición casi adivinatoria para sacar conclusiones conjeturales y seguir esas conclusiones inciertas hasta el final, o lo que Croce llama sus corazonadas o pálpitos”.
Leer a Piglia, es adentrarse en la obra de un autor que no sólo dejó huella en la prosa Argentina y Latinoamericana, sino que además se ubica ya en el corpus literario de narradores imperecederos. No queda más que revisitar su obra, mientras esperamos el resto de sus obras póstumas.
