Brillantes constelaciones surcan el níveo firmamento, estridentes tonos colorean el cielo inventivo a estelas parpadeantes; el artista las intensifica en su obra para que sigan vivas en la sinuosa marca contemplativa. La opalina exaltación llega sobre el corazón del maestro, éste siente una oleada de impulsos a velocidades inquietantes, juega sin querer a ser niño de nuevo, sobre los marcos en blanco procesa los ensueños que hasta ese instante soñaban a través de su mirada, rutinas de los amplios vacíos donde esperaban ansiosos despertar. Inquietudes acuarelas nadan en su pecho, y la creatividad que está a punto de emerger en el tic toc perdurará en la coincidencia, en la apreciación del otro.
Las miradas sostienen otras miradas, con nebulosos tonos de franca empatía agitan el lienzo a modo de bandera, la expresión es un refugio contradictorio que causa consuelo para los artistas. Intersección de caminos conocidos y desconocidos se yuxtaponen frente al creador, bermejos colores no se rebelan, se dejan acariciar por la propia intensidad de las eternidades, aquellas que solo pueden desarrollarse en el microcosmos de quien las crea, las reafirma; el fiel llamado de la exploración artística se acerca al olimpo del libre albedrío.
La obra de Jesús Trinidad Villalpando es ir y venir entre corrientes, todo renace bajo las perspectivas modernistas y es una invitación a la bienaventuranza de la creación libre, sin perder la técnica, sublima al propio constructivismo con una propuesta donde los elementos se mantienen estables a través de una voz. La vivacidad ardiente enmarca las ideas del autor, impresiones dormidas, soñadas y rebuscadas entre arriesgados tonos, vulneran el espíritu de quien las mira, ya sea con curiosidad o con ánimo de conocimiento.
La fluidez de las líneas y contornos proclaman la innovación radical, rebelión inspirativa contra la coherencia, la realidad, y la escenificación controvertida del ideario liberal; el arte puede respirar hondo en la espontaneidad de Villalpando. La composición se origina en la genial asimetría, elemento trascendental de su energía creativa, donde generosas simultaneidades caen para alimentar el lienzo. El dinamismo se conjuga con la aserción de componentes íntimos para el artista; en conclusión es una de las propuestas más interesantes para relajarse con una propuesta artística llena de vitalidad, donde el espectador puede sentirse cómodo y puede dejar jugar al ser, entre los arbustos de vivos colores.
Jesús Trinidad Villalpando (mejor conocido como Feng, Fensh, Chuy) ha presentado su obra tanto en exposiciones colectivas – 2008, Día de Muertos. Panteón de Mezaquitán; 2013, Del Pop a la Psicodelia. Galería Casa H; 2013, Multiple Abstract. Galería Homero 45; 2015, Acumulación de cosas sin sentido. Galería Apolinar. – como individuales – 2015, Exposición en la Estación Juárez del Tren ligero; Dibujar a las personas ¿Es fácil? Galería Ajolote; Acumulación de cosas sin sentido. Galería Studio 54. San Luis Potosí; 2010 Abstractos 01 Galería Punto del Arte.
