El gran invento del siglo pasado quizás fue el automóvil, cierto su historia se remita hasta el siglo XVIII y el bistatarabuelo del auto moderno es de finales del XIX, cuando apareció el primero con motor de combustión interna, pero los avances tecnológicos necesarios para que fuera admitido como un genuino medio de transporte fue hasta principios del pasado, si bien la aeronave también es de por las mismas fechas, ésta última no goza (incluso en nuestros días) de la misma popularidad, e incluso está reservada para las élites o unos cuantos.
Sin embargo el auto es muy común y es escaza la persona que no haya experimentado viajar en uno de estos aparatos, su presencia es cotidiana en nuestras vidas que ya no lo notamos, nos hemos acostumbrado a él, sabemos muy bien de sus capacidades, como de sus de ciencias, también sabemos distinguir un carro de otro, no es lo mismo un Mustang clásico, a un Tsuru del ’91, uno puede soportar las inclemencias de los artistas, mientras el otro sucumbe y termina volcado, unos son capaces de elevarnos la imaginación o de transportarnos con estilo.
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Sea como fuere, Marcello Petisci nos ofrece un singular viaje en estos vehículos que se nos muestran en formas exóticas e intrigantes.