El silencio, mi respuesta

El silencio, East-West/West-East
Img – Nelson Garrido, East-West/West-East, de Richard Serra

Siempre he pensado que el silencio es una herramienta de comunicación muy potente. Como todas las herramientas, hay que saber hacer un buen uso de ella. Muchas veces utilizamos el silencio como espacio para la reflexión. Puede ser aquella pausa breve que haces cuando comunicas. Cuando la haces, das importancia a lo que acabas de decir, es como si lo subrayaras, das un pequeño espacio para la reflexión y la asimilación.

Pero, ¿Y si el silencio es realmente la respuesta y no la herramienta? Desde los primeros días en aula de la carrera me encausaron esta idea y cambió mi manera de ver el mundo. Podría decir que todo lo que sé del arte, lo aprendí mientras estudiaba arquitectura y hoy en una etapa en la que busco respuestas a las pausas que pone la vida, encuentro en mi camino el silencio que no deja de postrarse constantemente sobre mi, como si antes de continuar fuera indispensable.

El silencio, La piscina del Parque Lage
Img – João Duayer, La piscina del Parque Lage, de Penique Productions
El silencio, Almost Home
Almost Home, de Do Ho Suh

Luis Barragán nos dijo que en sus jardines y casas “siempre he procurado que prive el plácido murmullo del silencio, y en mis fuentes canta el silencio.” Sólo en íntima comunión con la soledad puede el hombre hallarse a sí mismo. Es buena compañera, y la arquitectura de Barragán no es para quien la tema y la rehuya.

A veces, entre las interminables olas de ruido que dominan nuestra percepción, hay una pausa, un silencio. Ocurre en un repentino momento de calma, observando con los pies descalzos el mar al inicio de un nuevo año, volver a casa saliendo del cine tras la película de la última función, o después de encontrártela inexplicablemente sin que nadie se de cuenta. El silencio invade aquellos espacios donde, por lo general, reina el bullicio y desprevenidos, nos alcanza la serenidad, antídoto contra la angustia y el temor.

El silencio, Bungalow
Img – Galería Patricia Ready, Bungalow, de Carolina Illanes

¿Por qué el silencio? Imaginemos en su habitación una mujer a medio vestir ahora dueña de su vida, de su espacio, detiene el tiempo y piensa en sí misma. En ese punto, de repente y sin previo aviso, nos quedamos en suspenso, imaginando ensimismados al interrumpir ese absurdo flujo continuo de vida cotidiana. El ruido incesante de nuestras cabezas se calla y deja paso al vacío, momento en que uno se detiene para preguntarse a donde va.

El silencio, Sticks and stones
Img – David von Becker, Sticks and Stones, de David Chipperfield
El silencio, Forest of Light
Img – Laurian Ghinitoiu, Forest of Light, de Sou Fujimoto

El escritor belga Maurice Maeterlinck sostenía que el ser humano no es capaz de admitir el silencio más que dos o tres veces en la vida. Podríamos decir que un silencio acarrea distintos significados y ejerce varias funciones y que en general todos y cada uno de ellos brindan ese espacio necesario para dar valor al mensaje que el silencio trae consigo.

Desde el silencio social que rodea la locura, al silencio político forzando al pueblo que vive sometido bajo una dictadura, pasando por un silencio más personal, el del intenso deseo de expresarse a uno mismo en ese insaciable esfuerzo de aligerar el alma. La respuesta en el silencio, la serenidad; la respuesta sólo hay que detonarla.

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