Más allá de la escultura, Jaime Molina

Originario de Nuevo México, Estados Unidos, pero actualmente residente de Denver, hoy les quiero platicar sobre el arte de Jaime Molina, artista. Podríamos decir que él es un muralista, empero, es un artista redondo.

¿Por qué? Se trata de alguien que ha explorado todo lo que ha podido en cuanto a arte. Ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, y si bien lo han clasificado como new folk, lo cierto es que Molina trabaja según lo que le gusta. Inició con algunas ilustraciones y esculturas y ahora trabaja con los murales: grandes y vistosos, trabajados en general en colaboración con Pedro Barrios.

En sus inicios, como niño, Molina trabajó con cartulinas para hacer transformes y con madera para hacer guerreros ninja. Una forma de anticiparse a lo que vendría más adelante.

La primera pieza que el artista recuerda como arte (su arte) fue un dibujo hecho en preparatoria, dibujando líneas mientras fluía su mano sobre el papel: no había más objetivo que el dibujar. Las posibilidades eran excitantes. A partir de ese punto, Molina supo que tenía el poder de crear lo que fuera y que él deseaba que fuera divertido y original.

Jaime Molina, Apócrifa Art Magazine

Quizá ahí podemos marcar el inicio de un camino artístico donde el divertirse y ser él, crudamente él, ha sido el mayor objetivo. Nada que no le guste. Nada que no le permita ser libre y expresar lo que siente.

Se inspira en los dibujos de los niños hechos con papel, en el graffitti (sea bueno o malo) y en sus hijos.

Trabaja con los niños: este año colaboró con un proyecto de arte en un museo infantil, donde ayudó a los niños participantes a expresarse a través del arte, con el enorme reto de mantener su atención y demostrarles que ellos también podían ser artistas.

Además, ha estado en Argentina, donde ha dejado su huella en las paredes de los edificios.

¿Por qué los murales? Consideremos que Molina desde pequeño empezó a dibujar y que le gustaban los collages. Justa estando en Argentina se sintió atraído por los murales, por al facilidad con que podía dejar su huella en las paredes. Él mismo narra “Cuando veía un graffitti mal hecho pintarrajeado en una pared, podía tocar a la puerta y pedir permiso para dibujar. Y si ese graffitti no pertenecía a nadie (ni la pared) entonces era más fácil, no había que pedir permiso y nadie iba a quejarse porque estaba haciendo más bonito ese espacio”.

Por supuesto, Molina se ha enfrentado a que la cultura del mural es diferente. Los murales en Argentina eran una forma de queja, una forma de dejar una marca histórica ante las situaciones complicadas que los argentinos estaban viviendo. Claro que en Nuevo México también hay paredes vibrantes, pero no es el mismo trasfondo.

Contemplar el trabajo de Molina en sus murales da paz, un aire infantil: como si los mágicos personajes de una historia para niños estuvieran caminando por las paredes de las ciudades.

Jaime Molina, Apócrifa Art Magazine

Es curioso, pues se contrapone totalmente con el trabajo escultórico, donde hay más crudeza, donde podemos contemplar calaveras y madera tallada de forma abrupta. Todos los personajes vienen del mismo pueblo, cada uno cuenta una historia y poseen su propia personalidad. Todos vienen del pueblo Jaime Molina: habitan en su cabeza y le narran sus historias.

Algunas de las influencias artísticas más importantes para él son Cy Twombly, Henry Darger, MF Doom, Lee Bonticou, Barry Mcgee, Jean Michel Basquiat, DJ Shadow, Jack Kerouac, Hayao Miyazaki; pero es sólo por mencionar a unos cuantos. Son artistas que realizan lo que desean, manteniéndose enfocados en narrar su propia historia. Héroes para el artista. Un constante recordatorio de que debe quedarse enfocado en narrar las historias de sus personajes.

Curiosa cosa ver que en la red no hay mucho acerca de él: una cuenta de Instagram por acá, una cuenta de Facebook por allá y un sitio web que expone su trabajo. Publica poco, imagino que se concentra más en lo importante: la creación, el exponer a esos personajes que habitan en su cabeza y que cuentan su propia historia siempre.

Sin embargo hay una faceta en la que hay que poner especial atención. Se trata del trabajo tridimensional, una mezcla de escultura, pintura y mucha imaginación.

Jaime Molina, Apócrifa Art Magazine Jaime Molina, Apócrifa Art MagazineSi bien ha trabajado en diversas plataformas, actualmente es el reto que más disfruta: pasar un boceto a algo con forma, con volumen ¿cómo hacerlo trabajar? Es un asunto muy atractivo para Molina.

Imaginen el visualizar algo y dibujarlo. Hacer el boceto es un cosa, aterrizarlo en algo tangible, con forma, con cuerpo, con…¿cabello? Una forma en que Molina ha solucionado el traspasar a sus personajes hacia nuestra dimensión es utilizando otros elementos, como clavos y paneles de madera, para acabar de construir lo que él puede visualizar en su mente.

Gracias a los clavos vemos esas ondas en el cabello que caracterizan a varios de sus personajes. La madera permite dar forma a los cuerpos… ¿y los colores? Los colores marcan una bella alegoría al mundo interior de los personajes.

Jaime Molina, Apócrifa Art Magazine Jaime Molina, Apócrifa Art MagazineSu trabajo nos permite ver más allá de una escultura, nos permite adentrarnos en el interior de ellos: es fácil notar cómo en las cabezas de sus personajes hay tanta vida como dentro del propio artista. Simplemente hay que abrir las figuras y estalla el color. O podemos ver “el cráneo” de sus personajes. Llegamos a la médula de ellos. Cada uno, como el propio Molina comenta, tiene su historia. Y es con la pintura, con el color, con los demás elementos que rodean a la cabeza con clavos, que podemos saber más de esos personajes. Los trazos de los rostros son los característicos que hemos visto en los murales, pero ¿qué más nos dice?

Se trata de la conjunción de las esculturas que ha tallado en madera, convergiendo con los dibujos. Una paso más de la evolución de este prolífico artista, donde las técnicas que ha ido trabajando dan vida a algo nuevo. Así, podemos ver cómo no se estanca en su zona de confort, sino que da un paso más allá. Los retos no le causan temor, por el contrario, le alientan a explotar aún más su creatividad.

Sin duda es un artista que vale la pena seguir, que transmite algo a través de los colores vibrantes, o con los trazos sobre la madera. Un artista que mantienen un sello personal, sin dejar de mostrar una clara evolución con el devenir de los años. Ustedes ¿ya lo conocían?

Escrito por
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