Reciclar es una actividad cotidiana, algo que se está volviendo común en nuestra forma de vivir y que resulta positivo para el medio ambiente por la gran cantidad de contaminantes que se reducen y por dar una segunda oportunidad a aquella materia que consideramos como basura. En algunas ocasiones utilizamos las palabras reutilizar y reciclar como sinónimos, sin embargo la diferencia puede ser radical cuando se trata de arte.
El collage es una de las manifestaciones preferidas cuando se trata de combinar elementos existentes y convertirlos en una obra de arte o una imagen que llame la atención por lo agradable que puede resultar visualmente y muchas veces no sólo tiene que ver con derechos de autor la nueva obra ya que todos aquellos elementos que componían una obra se transforman o resignifican por este nuevo producto.
En estos casos una obra puede componerse de reciclar imágenes de revistas, telas, diseños, fotografías o cualquier otro material que pueda dar forma a esta nueva creación. De igual forma un collage se puede componer por reutilizar imágenes ya establecidas o famosas y agregarles algún detalle que las resignifique, incluso puede ser el mismo objeto simplemente colocado en una galería explicándose por un discurso muy elaborado. Este quizás sea el punto más critico para una obra y para juzgar si estamos frente a una verdadera pieza de arte.
Un claro ejemplo de ello es Jeff Koons quien se ha visto acusado de plagio en más de una ocasión y quien es conocido por reutilizar imágenes popularmente conocidas como Michael Jackson o el personaje de Popeye.
Artistas como él hacen repensar el concepto de reutilización porque si bien su escultura Seated Ballerina es una reproducción de la escultura del artista ucraniano Oksana Jnikroup, mencionar que es un plagio directamente se puede cuestionar un tanto por el proceso para la reproducción de la misma obra. Lo mismo ocurre con el caso de la obra Naked donde se acusó a Koons y al centro Pompidou exigiendo una remuneración por 20.000 euros a los herederos de Jean-François Bauret, autor de la obra fotográfica en la que se basa la reproducción del artista plástico.
Por ello quizás la colección de Louis Vuitton Masters sea el medio más seguro para que artistas como Koons puedan realizar este tipo de práctica sin verse afectados, porque el mundo de la moda por su alcance mediático y el enfoque más aproximado al diseño que al arte permite que obras de artistas como Gauguin, Turner o Manet se reutilicen sin problemas de autoría o reclamo por plagio, y también porque obras tan conocidas mundialmente tienen valor por si mismas que cualquier aproximación a una imitación de la misma demeritaría esa copia.
Este es el escenario perfecto para que se pueda reutilizar una imagen por un artista que tiene mucha inventiva pero poca originalidad, al parecer, y pueda colocar su nombre y firma sobre una obra maestra, venderla y seguir ganando altas cantidades de dinero por la marca con la que colabora al igual que por su mismo nombre.
Al parecer reutilizar realmente no es una técnica relacionada con el proceso de creación, sino con la forma en cómo se aborde una obra, pero principalmente con el nombre de los creadores y con el respectivo crédito de cada artista.
