Con el encierro a merced de los caprichos de una pandemia, la exposición del escultor británico Garth Evans no tuvo diferente destino que el resto del mundo. La retrospectiva, que lleva el mismo nombre del artista, todavía posa y espera paciente el paso de la emergencia sanitaria bajo las paredes de la galería Tiro al Blanco, ubicada en la ciudad de Guadalajara, la cual presenta además, y por primera vez, la serie de dibujos que Evans realizó en los años 60 y 70, como una fuente sustantiva en la creación de sus piezas.
Desde los años 60, Garth Evans (Cheshire, Reino Unido, 1934) ha trabajado la escultura con una constante experimentación en términos conceptuales y formales, permitiéndose usar un multiplicidad de materiales, sustratos, así como técnicas y medios: polietileno, fibra de vidrio, madera comprimida, cerámica, entre otros materiales, que han dado formas simétricas, asimétricas, de ángulos agudos pero también de formas orgánicas, a las cuales llegó a partir de dibujos, fotografías y otros medios.
Su narrativa es cambiante, dinámica y misteriosa, donada a la impresión del espectador mediante la sublevación del escultor a la idea de la materialidad estática. Es la presencia del espectador frente a la pieza lo que da sentido a la misma. Las sensaciones emergen de los recuerdos que acompañaron la construcción de la escultura y los contextos propios del espectador, dando pie a una relación que se estrecha entre la pieza y su observador.
Para Evans la escultura rebasa su materialidad para convertirse en un fenómeno más allá del consumo tangible. Cada pieza es un ente completo y único, y no un referente directo del mundo. La escultura es un generador de recuerdos y pensamientos intangibles.
Las series de esculturas geométricas son tan agudas y determinantes como sus propios antónimos, plasmados en otras de sus series, de formas suaves, gentiles y orgánicas. La inquietud que no encuentra una etiqueta estética descubre en cambio figuras de interminables posibilidades. Hay incluso piezas que simulan una plastilina amorfa, las cuales invitan a lo más extraño del subconsciente para darle forma con la capacidad imaginativa acompañada de los referentes personales.
Todas las posibilidades esculturales que se aprecian en la obra de Evans descubren la constante reinvención del artista. Es claro que a lo largo de todos estos años, Evans ha rechazado una etiqueta estética, “la cual sería una postura demasiado cómoda”, dicho por él mismo. Su trabajo no solo es intelectual y conceptual, pero además emocional y muy personal. Su exploración constante, que ha dado formas tan ambiguas y multifacéticas, no es más que la libertad de un artista autónomo que revela, en dicha diversidad, una fuerte congruencia y un complejo de enorme serenidad.
En fin que, en medio de un año turbulento, tener todavía a Garth Evans en México es una noticia muy afortunada.
*Para conseguir una visita personal a la exposición de Garth Evans (con debidas normas de distanciamiento), envíe su solicitud al correo contacto@galeriatiroalblanco.com.
Tiro al Blanco
Juan Álvarez 833, Col. Sagrada Familia
44200, Guadalajara, Jalisco