Edgar Flores a.k.a. SANER
Recorrer la ciudad sumergidos en sus calles, absortos, ensimismados es ya una cosa común, incluso cuando recorremos las calles de otras ciudades, no importan los edificios altos, o las colosales esculturas, no importa el clima, ni siquiera la barrera idiomática; la rutina se aloja en cada rincón del planeta, se le llama modernidad, postmodernidad, siglo XXI. Sin embargo, en algunas ocasiones el “entramado se cae” diría Camus, y al doblar la esquina un muro nos regresa al presente, o nos proyecta al pasado, o nos aleja del futuro; puede ser un muro en Berlín o un muro en Playa del Carmen, como sea, ambos están cumpliendo una función: destruir esta realidad para crear otra, como lo sugería Monelle (las palabras de Monelle de Schwob). Esa es y no otra la función del arte, crear múltiples realidades paralelas a esta o alternas que nos ayuden a soportar el devenir de la vida.
En sus murales el tiempo se detiene, los personajes de sus obras se convierten en nosotros o nosotros en ellos, lo que sucede es una simbiosis, una especie de reunión con nosotros mismos. El espacio habitado se ha diluido, estamos en una especie de espiral cayendo al fondo de la tierra, nos hemos vuelto la tierra, el origen.
Saner es uno de los muralistas urbanos más reconocidos del mundo, sus obras se encuentran en algunas de las ciudades más importantes, ha colaborado con marcas como Adidas y Nike, entre sus obras resaltan elementos tradicionales provenientes de culturas oaxaqueñas, recientemente publicó su libro Kobén bajo el sello Edelvives.