Aitor Frías y Cecilia Jiménez, ambos nacidos en 1984, con formación en Granada, España; el primero estudió Arquitectura Superior y Cecilia, Química Analítica. Ambos han descubierto de manera autodidacta la creación y el perfeccionamiento del arte fotográfico, para ellos la fotografía se define claramente como su propia etimología: el arte de dibujar con la luz, por ello la importancia de explotar las técnicas de la fotografía analógica que recién descubrieron, puesto que iniciaron con fotografía digital en el verano de 2014, desde entonces ha sido un camino de aciertos con su experimentación hasta mostrarnos un concepto y estilo único.
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Podríamos entender sus fotografías como figuras con paisaje, encuentro de cuerpos desfragmentados y compuestos a través de una anatomía que posibilita universos en nuestras mentes, cada extensión de los cuerpos como una armadura, las manos como almanaques pacientes, utensilios casi jícaras donde depositar las emociones que el espectador guste. Los tintes y texturas nos transportan por circuitos atmosféricos de nuestra memoria, bien definidos como nostálgicos; porque a veces lo que nuestras manos y nuestros brazos cargan, es nostalgia, otras libertad, y es en este trabajo donde se agradece la entrega de imágenes que capturas más allá de la cautivación, más allá de la precisión en la entrega del concepto y su belleza, se agradece el conocimiento profundo de las emociones humanas y sus transformaciones, luego volcadas en imágenes que se anclan en nuestra clara percepción, la memoria.