Apócrifa Art Magazine

Lowrider

Dzine, bicicletas lowrider.

TXT Anubis Mendoza

He intentado buscar referentes para iniciar esta reseña hasta remontarme a noviembre de 2009, Guadalajara. La Feria Internacional del Libro que por invitado nos presentaba a Los Ángeles. Ahí estaba yo mimetizado entre los espectadores del pabellón, uno de los más concurridos en que me ha tocado estar presente. La gente se amontonaba a borbotones entorno a tres pequeñas pero escandalosas bicicletas que presumían un extenso espectro de color y formas muy distantes a su antecesor del siglo XIX presentado en París.

 

Bicicletas lowrider, un vehículo nacido en el nicho de los nobles europeos que terminó por mutar en una forma de manifestación del alma chicana en la floreciente época de los años 60, en los Estados Unidos. Más el fenómeno iniciado por migrantes impulsados por la pobreza no se limitó a Los Ángeles, Chicago, sede de la famosa marca Schwinn producía uno de los modelos más utilizados para la personificación de esta corriente. Chicago es también la sede de Dzine, estudio del artista Carlos Rolon quien se ha sumergido en la cultura custom llegando a refinar un lenguaje como propio en el arte contemporáneo. Su trabajo entorno a la bicicleta es artesanal, meticuloso, podría dar tantos adjetivos como la exuberancia de su trabajo y me perdería en lo caleidoscópico de sus obras.

 

Cada pieza llena de folclor aborda cuestiones de identidad, de espiritualidad, cada pieza contiene un mundo reflexivo, incluso melancólico como las piezas «Casa de mi abuela» y «Barrio dreams» entre otras donde se manifiesta una reflexión a nuestro papel de patriotas. Cada bicicleta lowrider es una auténtica memory machine.

 

Éste artículo forma parte de la edición Bicicleta, de Apócrifa Art Magazine.

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