Apócrifa Art Magazine

La llanura de la sal

La sal como alegoría

La sal, moneda de cambio en la era del antiguo imperio de Egipto, donde a trabajadores y a soldados se les podía pagar con sal, salarium (de donde deriva la palabra salario), pago de sal.

La quietud predomina en una de las regiones más desoladas del continente australiano, se respira un clima mediterráneo. Se trata de la planicie de Nullabor, que en latín significa “ningún árbol”, a primera vista ésta podría asemejar a una región polar, pero la llanura de Nullabor no es sino todo lo contrario, su temperatura alcanza los 120 grados centígrados en época de verano. Éste viejo zócalo de granito de pluviosidad moderada produce a través de la ósmosis la mayor parte de la sal del país.

La devastadora irradiación solar de la zona no fue impedimento para que la fotógrafa nativa de Melbourne, Emma Phillips y su inseparable cámara Hasselblad se internaran en ésta meseta desértica desestimando lo que más delante habrían por descubrir en su expedición. El resultado fue de corte minimalista, cercano a la abstracción.

Tras enormes montículos de finos e incoloros granos contrastaba una pequeña refinería de sal, el oro blanco en el esplendor de la antigua Roma. En la quietud del relieve kárstico, Emma hábilmente captó fragmentos de imponentes pirámides desde un punto de vista que transporta al espectador y que engaña al sentido de la escala.

Aquí parte del registro fotográfica de la imponente franja que domina la mitad del continente.

El ejercicio de este interminable y resplandeciente paisaje incoloro se compone de fragmentos fotográficos que capturan la serenidad del llano semidesértico del centro sur australiano, se editó en una pulcra edición de 40 páginas, bajo el título Salt, una edición condecorada y limitada a 500 copias, publicada en noviembre de 2013.

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