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Fat & Furious Burger

Fat & Furious Burger alcachofaDel mercado al estudio

De la vista nace el amor, nos lo han repetido varias veces en distintos formatos, desde personas cercanas hasta temibles campañas mediáticas. Esta frase se aplica en varios aspectos de nuestra vida cotidiana, desde las relaciones personales hasta la selección de nuestro estilo. En el culinario no se queda atrás y esa frase es culpable de que caigamos en las redes del antojo cuando vemos alguna comida que nos gusta al momento de verla plasmada en alguna fotografía.

Thomas Weil y Quentin Weisbuch fundadores del estudio de Diseño Gráfico y Dirección de Arte, Furious; estaban cansados de esos almuerzos aburridos que ofrecían en otros lados, cuando su hambre por crear algo distinto colisionó con su hambre por la comida, el resultado fue Fat & Furious Burger.

Un proyecto en donde en menos de una hora cocinan, arreglan, fotografían y comen una creación artística única en su género. La inspiración de estos jóvenes para realizar estas hamburguesas que visualmente parecen salidas de la mente de LaChapelle o Warhol.

Una hamburguesa con forma de sushi rodeada de ajonjolí y algas, la de pollo en su interior, soportada por dos patas de pollo emulando una fuga o la que tiene tenazas de cangrejo saliendo de los costados imitando a algún animal mutante son tan sólo algunas de la extensa galería que estos diseñadores hacen cada semana. ¿De dónde toman su inspiración? De la vida diaria que les rodea. Con maestría combinan el arte de crear alimentos con el diseño gráfico y la fotografía para crear algo visualmente impactante que nos atrae inmediatamente.

Cuando la comida, en especial algo tan mundano y común como lo es una hamburguesa se junta con la creatividad de estos dos franceses da por resultado una de las expresiones artísticas más extraña que se haya visto antes y que ha llamado la atención de revistas, marcas, galerías de arte, restaurantes y de un modesto periódico llamado the New York Times. Crean arte que fácilmente podría estar en cualquier museo si no fuera porque es la comida de ellos. Literal, es SU comida.
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Y antes de molestarnos porque este dúo parisino termine ingiriendo lo que se puede considerar una obra de arte, podemos tranquilizarnos ya que justo el año pasado lanzaron un libro de cocina con 60 distintos tipos de recetas de estos Frankenstein de harina, carne y lechuga, 60 opciones pensadas para estómagos intrépidos e hígados atrevidos. Fat & Furious Burger le da un toque muy personal a algo que parecía no podría sorprender más y lo hace de una manera que satisface al ojo y despierta el apetito.

¿Hasta dónde llegarán Weil y Weisbuch con este proyecto que enriquece la cultura pop del fast food? no lo sabemos pero mientras puedan vencer a la obesidad y al aburrimiento para ofrecernos a nosotros un deleite visual y culinario, estamos más que bien servidos. Justo como la comida rápida: rica y deliciosa.

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