Enough

Enough, situaciones cotidianas en entornos urbanos, situaciones monótonas que transfiguran vertiginosamente en desconcertantes comportamientos...

La pérdida del autocontrol

Abres los ojos, la primeras imágenes que percibes hoy después de la irrupción del despertador, son borrosas, ciertamente vagas, como androide te incorporas, tus primeros movimientos son un poco torpes, te sientes un tanto oxidado, ciertamente desgarbado.

Ya en la intemperie te invade un sentimiento de desolación, te sientes incomprendido, segregado. Tomas el transporte público y literalmente sientes como tu rostro se unta sobre dorsos anónimos.

Ingresas a la corporación, saludas amablemente y recibes una respuesta maquinal, tu huella digital registra el preludio de otro día común.

La compleja interrelación entre lo ordinario (la rutina) y lo extraordinario (la transgresión) que caracteriza a la vida cotidiana, inició otra vez/de nuevo esta mañana.

Humberto Giannini (1927 – 2014) afirmó que la rutina y la transgresión interactúan de manera compleja en un mismo proceso como vida cotidiana. Lo disruptivo está ahí, latente en nuestros procesos sociales.

Enough es un cortometraje que si bien apenas rebasa los dos minutos, retrata en frías viñetas, toda una serie de situaciones cotidianas en entornos urbanos, situaciones monótonas que transfiguran vertiginosamente en desconcertantes comportamientos ¿o no?

Anna Mantzaris (Suecia, 1986), nos entrega esta historia de personas comunes que llegan al límite y deciden abrir la válvula de escape, cada fragmento de vida laboral moderna es una catarsis fantástica.

No es de extrañar identificarse con estos episodios de desesperación extravagante y sentir empatía por estos personajes de fieltro animados en stop motion, todo el mundo, aunque sea por un instante ha estado en una de estas situaciones, a punto de gritar, tirar todo, arrojarse al abismo.

Enough puede parecer demasiado sobrio de primera impresión, pero a pesar de sus frías paredes azules, sus encuadres fijos (muy al estilo de Roy Anderson) y el aspecto indiferente del mobiliario, logra una emotiva pieza que retrata de manera auténtica la fragilidad humana.

Mantzaris, puede parecer una directora novel, pero a su corta edad ya ha trabajado con Wes Anderson, Isle of Dogs, y ha ganado varios premios por sus películas, incluido el Premio Walt Disney a la Mejor Película de Graduación y el Premio del Público en el Festival Internacional de Animación de Ottawa.

Escrito por
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